 Muchos padres
en la consulta  me comentan
diferentes  situaciones que se plantean
cuando  los  niños  
cogen las  rabietas, y no saben
cómo  actuar.
        Muchos padres
en la consulta  me comentan
diferentes  situaciones que se plantean
cuando  los  niños  
cogen las  rabietas, y no saben
cómo  actuar.
         Los Pediatras
no somos especialistas en educación, pero entre nuestros objetivos está la  buena salud mental de los niños, velando  por su desarrollo afectivo y social. Por  eso no es incorrecto orientar y proporcionar
consejos para eliminar conflictos 
familiares, derivándolos si es necesario al especialista  que se considere (pedagogo, psicólogo, logopedia,
neurólogo, etc. ).
        El aprendizaje
en los niños se basa  en lo que los
padres dicen y hacen, y si  lo que dicen
se contradice con lo que hacen,  en el
niño siempre van  a  prevalecer los hechos. Al niño  se le deben 
dar los mensajes claros y concisos, nunca sermones, y  también hablarles  con cariño y firmeza, sin enfados y de manera breve,
de las consecuencias  de no  hacer caso. Y esas consecuencias  deben siempre ser cumplidas. Si a un niño le
decimos  que si no llora  y se porta bién le daremos  un premio, y tras  no hacer ni caso  le damos el premio, siempre   realizará la misma conducta , pues   le estamos enseñando  que de nada sirven nuestras palabras  , pues se contradicen con  los hechos, y en el niños siempre prevalecen
los hechos.
        La regla de
oro  es que los padres  deben manejar el mismo criterio delante del
niño, no pueden en una  determinada
situación uno ser muy  permisivo y el
otro no. El niño debe  llegar a la
conclusión de que independientemente de que 
si está papá o mamá, el resultado va 
a ser el mismo.
                           
 Os pongo unos ejemplos:
1. Jorge tiene 14 meses y hace poco que ha empezado a andar, y quiere ir a todos los sitios andando, pero hoy su madre tiene prisa y le pone en su sillita de paseo para ir más rápido. Jorge no quiere, se pone tieso y empieza a patalear y a girarse, gritando que no. La gente en la calle les mira.
    Opciones:
          a)
La madre le  grita y se  enfada durante un minuto, y al final lo baja
de la silla para que el niño     no llore. Jorge ha 
aprendido  que las palabras  no sirven, han prevalecido los hechos,
ha  conseguido tener el poder y  la próxima vez  realizará la misma actuación.
           b) La madre le dice  firme y 
de manera cariñosa: Jorge,  ahora
tienes que ir sentado, cuando  no
tengamos prisa, irás andando. Lo sienta y ya 
no le dice nada más, aunque  sigue
llorando, pero a los pocos minutos  deja
de llorar. Las palabras se siguen de los hechos, y lo va  aprendiendo. 
                2.   Teresa tiene dos años y medio, y  le pregunta 
a su madre si van a ir al  parque  a 
jugar. Su madre acepta pero le pide por favor que recoja sus  juguetes extendidos por   el salón, pero Teresa  no recoge los juguetes, sigue  jugando, y en el momento de irse, su madre le
dice  que no puede hacerlo hasta que
recoja.  Hasta este momento, el problema
es una lucha de poder en el que la madre debe recordar que se deben cumplir dos
requisitos: que  su hija no se  vaya 
sin recoger los juguetes y no entrar en ninguna discusión. Cuando Teresa
ve que no se va  a poder ir sin recoger
los  juguetes, tiene  dos opciones: recoger (y su madre le
felicitara por su decisión) o no hacerlo y aceptar que no va  al parque.
Pero algunas veces 
optan por la revancha: no me 
dejas ir al parque , pues….. 
.Teresa muestra su enfado  dando
patadas a los  juguetes, tirándolos   a las paredes, dándose golpes y llamando “
tonta”  a su madre.
La respuesta  debe
ser: no mostrar daño emocional, si se hace 
se está  alimentando la revancha,
favoreciendo que  esta  actitud se repita en los próximos
conflictos.  En el caso  que se considere que se deben aplicar
consecuencias(mañana no iremos al parque ), hay que decirlo en cuanto  se haya 
calmado, de forma  tranquila y
firme , sin  gritarle, pero  esas consecuencias   deben
ser siempre cumplidas ( acordaros que las palabras deben seguirse de hechos, y
que si decimos  una  cosa y hacemos la contraria, al niño siempre
le prevalecen los hechos ).
