Es importante que los hábitos de alimentación saludables se establezcan
desde los primeros años de vida y para
enseñar buenos hábitos lo importante es dar el ejemplo como padres, pues las
pautas y conductas que se quieran enseñar a los niños deben ser utilizadas por
los adultos.
Desde sus primeros años, los pequeños pueden
tener preferencias y rechazos hacia determinados alimentos, pero es función de
la familia orientar el consumo de alimentos en cantidad, variedad y frecuencia hacia
una alimentación equilibrada y saludable para:
1. Que conozcan una gran variedad de alimentos y aprecien distintas
formas de preparación.
2. Que sepan y aprendan a diferenciar aromas, sabores y texturas. Evitar
que coman siempre sólo lo que les gusta, incitando a que prueben nuevos
alimentos como si se tratase de un juego.
3. Que
la familia controle el tamaño de la ración: un niño de 3-4 años no puede ingerir la misma cantidad que un
adulto.
Hay
que evitar ERRORES
en la alimentación. Los más frecuentes
son:
1. Preguntar a los menores que quieren tomar.
La
responsabilidad de elegir menú, comprar los alimentos y diseñar una dieta
completa no corresponde a los menores, sino a las personas que los cuidan, ya
que los niños, si se les pregunta, suelen elegir alimentos demasiado dulces o
salados, o menús desequilibrados nutricionalmente.
2. Tomar más de tres productos o raciones de
lácteos al día.
Aún siendo los productos lácteos muy necesarios, algunos niños toman
cantidades excesivas de leche o de sus derivados y es probable que después no
tengan apetito para tomar otros alimentos y que la dieta sea pobre en algunos
nutrientes.
3. Abusar de cereales azucarados y/o chocolateados para el desayuno.
Se trata de copos elaborados a partir de distintos cereales (trigo, arroz,
maíz) que suelen tomarse junto con la leche. Sin embargo, a menudo, para
hacerlos más apetecibles, suelen ir recubiertos de azúcar o chocolate. Esto aumenta
de forma considerable la cantidad de calorías sin aportar nutrientes
esenciales.
4. Sustituir la fruta por zumos envasados.
La fruta contiene azúcares naturales y, además, fibra, minerales y
vitaminas. Sin embargo, en los zumos envasados, desaparece la fibra y parte de
las vitaminas Es preferible que coman la fruta al natural, masticando y
saboreando las distintas variedades y tomando zumos envasados sólo de forma
ocasional.
5. Meriendas a base de pan de molde o bollería.
Los panes y barras de consistencia algo dura que hacen trabajar los
dientes y las mandíbulas, favorecen la masticación, el desarrollo de los
músculos de la cara y fortalecen los dientes y encías. Por el contrario, los
panes demasiado blandos no sólo evitan este pequeño pero beneficioso esfuerzo,
sino que, a menudo, al estar compuestos por azúcares, se adhieren a los dientes
contribuyendo a la aparición de caries.
Si un niño tiene exceso de peso, su Pediatra le ayudará a equilibrar su dieta y hábitos.
Los pilares principales para conseguirlo son:
• Beber agua preferentemente para
saciar la sed, no zumos industriales o
batidos.
• Hacer 5 comidas al día, poco
copiosas. Así, se sentirá saciado y se evita el “picoteo” entre horas. Si tiene
apetito entre comidas, conviene comer fruta o beber agua.
• Tomar más cantidad de frutas y
verduras.
• Consumir muy ocasionalmente (cada
15 días por ejemplo) chucherías, bollería, refrescos y aperitivos salados.
• Realizar actividad física al
menos una hora al día.
• Disminuir el tiempo que se
dedica a actividades sedentarias (ver la televisión, jugar con la videoconsola,
etc.