Existen
muchas dudas en los padres sobre como afrontar esta nueva
situación familiar.
No es adecuado empezar a decírselo nada más enterarnos del embarazo. Un niño no entiendo que no sea para hoy o mañana. Cuando falte más o menos un mes, contárselo. Decirle que os ayude a buscar un nombre para el hermanito (aunque ya lo tengáis decidido)ello hará que se sienta mejor y más implicado. Aunque al niño le digamos que nada va a cambiar con la llegada del hermanito y que papá y mamá le van a seguir queriendo igual, tendrá miedo a lo desconocido, a esa situación nueva para él y tendrá una reacción natural de celos ante una situación que él cree de pérdida de atención y de cariño.
A los padres, esa situación de celos en el niño que provoca la llegada del nuevo hermanito, les crea ansiedad, pero es una fase por la que el niño tiene que pasar, y no hay que preocuparse. El niño expresa con los celos sus sentimientos de preocupación por los cambios familiares, y cuando se acostumbra a ellos, los celos desaparecen.
Veamos cómo se comporta el hermano mayor:
Lo normal es que se vuelvan totalmente desobedientes, provocando el enfado (y a la vez la atención) de sus padres. Tiran cosas al suelo, lloran por cualquier motivo, quitan el chupete al bebé...
Tienen una regresión a su más tierna infancia, chupando de nuevo el chupete que ya habían abandonado, subiéndose a la cuna del bebé…
No quieren dormir solos en su habitación como antes, exigen la presencia del padre o de la madre con ellos, se despiertan más veces que antes…
Exigen a sus padres que les den de comer como al bebé aunque ya comían solos, o se niegan a probar la comida para que los padres les presten más atención insistiendo para que coman.
Comienzan a hablar mal, balbuceando como un bebé, y pueden volverse a hacer pis en la cama cuando esto ya no lo hacían.
No es adecuado empezar a decírselo nada más enterarnos del embarazo. Un niño no entiendo que no sea para hoy o mañana. Cuando falte más o menos un mes, contárselo. Decirle que os ayude a buscar un nombre para el hermanito (aunque ya lo tengáis decidido)ello hará que se sienta mejor y más implicado. Aunque al niño le digamos que nada va a cambiar con la llegada del hermanito y que papá y mamá le van a seguir queriendo igual, tendrá miedo a lo desconocido, a esa situación nueva para él y tendrá una reacción natural de celos ante una situación que él cree de pérdida de atención y de cariño.
A los padres, esa situación de celos en el niño que provoca la llegada del nuevo hermanito, les crea ansiedad, pero es una fase por la que el niño tiene que pasar, y no hay que preocuparse. El niño expresa con los celos sus sentimientos de preocupación por los cambios familiares, y cuando se acostumbra a ellos, los celos desaparecen.
Veamos cómo se comporta el hermano mayor:
Lo normal es que se vuelvan totalmente desobedientes, provocando el enfado (y a la vez la atención) de sus padres. Tiran cosas al suelo, lloran por cualquier motivo, quitan el chupete al bebé...
Tienen una regresión a su más tierna infancia, chupando de nuevo el chupete que ya habían abandonado, subiéndose a la cuna del bebé…
No quieren dormir solos en su habitación como antes, exigen la presencia del padre o de la madre con ellos, se despiertan más veces que antes…
Exigen a sus padres que les den de comer como al bebé aunque ya comían solos, o se niegan a probar la comida para que los padres les presten más atención insistiendo para que coman.
Comienzan a hablar mal, balbuceando como un bebé, y pueden volverse a hacer pis en la cama cuando esto ya no lo hacían.
Veamos cómo se deben comportar los padres:
En el hospital,
cuando acuda a ver a su mamá y a su
nuevo hermano, que la madre no esté
acostada en la cama, eso asusta al niño
creyendo que no está bien. La madre no
debe tener en ese momento al bebé en brazos, sino que estará
sentada para abrazar a su hijo, besarlo y sentarle a su lado,
para luego presentarle al nuevo
hermanito.
Nunca
ridiculizar al llegar a casa los comportamientos de regresión a la infancia del niño.
Debemos en lo posible mantener las rutinas que ya tenía: dormir con su peluche, leerle
un cuento antes de dormirse, ir al
parque como antes se hacía, etc. Nunca coger sus juguetes
personales para dárselos al bebé
si llora.
Ignorar
siempre su mal comportamiento. Es un
error premiar con nuestro enfado o preocupación esas llamadas de atención que el niño realiza.
Tener un
tiempo en exclusiva para él (padre o madre y el hermano, sin el bebé), además
de un tiempo compartido con su
nuevo hermano. Decirle que le
queremos mucho, como antes y que entre todos tenemos que
cuidar al hermanito. Pedirle que
nos traiga un pañal, que nos ayude a
bañarlo, etc., para involucrarle en las tareas cotidianas. Y
agradecérselo mucho…
Y paciencia...